martes, 24 de mayo de 2011

Crónica clase 2 (Penco, Rodrigo)

Deterioro y envejecimiento de semillas.


Penco, Rodrigo  <rodrigopenco@hotmail.com>

El deterioro en cualquier organismo es el daño progresivo de las facultades físicas que llevan a situarlo en inferiores condiciones. En las semillas los meristemos son los primeros en perjudicarse, pudiendo esto ocasionar una reducción de la tasa de crecimiento, aumento de plántulas anormales o que las semillas no germinen bajo condiciones favorables, es decir, mueran.

Todas estas alteraciones conllevan a pérdidas de viabilidad y estas a su vez pueden redundar en mermas económicas importantes. Todo esto ha llevado al estudio de los procesos físico químicos involucrados en el deterioro para desarrollar mecanismos que lo impidan y poder prolongar, de esta manera, la vida útil de las semillas almacenadas.

Actualmente se atribuyen las pérdidas de aptitud de las semillas a la acumulación de sustancias tóxicas, como aldehídos y fenoles. Dejando nulas las teorías de la reducción de reservas y daños macromoleculares de enzimas, proteínas, membranas, etc.

Los factores que ocasionan estas acumulaciones de sustancias dañinas no solo pueden intervenir en la germinación o formación de la semilla, sino también luego de su madurez, al ser cosechada y almacenada.

En el campo, una semilla germinando puede ser afectada por patógenos (hongos, bacterias, etc.) o por agentes abióticos como temperaturas extremas o déficit hídricos (principalmente en etapa de imbibición).

En otro caso, desde maduración fisiológica hasta cosecha, humedecimientos y secados alternados, altas temperaturas acompañadas de elevada humedad relativa, ataques de insectos y microorganismos e inadecuados métodos y momentos de cosecha generan grandes daños en el estado y viabilidad de las semillas que no pueden ser corregidos posteriormente de ninguna manera y redundan en una disminución del tiempo potencial de almacenamiento.

Finalmente, en el acopio se busca controlar los agentes causantes de deterioro para conservar las semillas hasta el momento de su comercialización. Es por esto, que se recomienda el secado hasta una humedad óptima de 12% evitando un contacto prolongado a las altas temperaturas.

Luego del secado se aconseja el almacenamiento bajo condiciones de buena conservación, sintéticamente se puede señalar como aconsejable temperaturas menores a 15 grados centígrados acompañadas de una humedad relativa menor al 15%. También se puede tomar como favorable, para almacenamientos que van de los 6 a diez meses, una suma de humedad relativa y temperatura no mayor a 80. Estos escenarios minimizan la respiración de las semillas y evitan la aparición de patógenos e insectos que puedan perjudicar su integridad.

En definitiva se debe conocer el estado inicial de las semillas al momento de su recepción, por medio de pruebas, para luego adoptar las técnicas disponibles de acondicionamiento con el fin de evitar o reducir el deterioro de las mismas.

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